Por July de Sosa / Ministerio Cristo Como Pastor (CCPAS)
La vida es difícil de vivirla ya que a menudo nos presenta diferentes retos como individuos, y retos en común como el clima de pandemia que estamos respirando desde el pasado 2020, que demanda dosis alta de esperanza de parte de todos sin importar su credo. No obstante, aquellos que nos llamamos cristianos porque somos seguidores de cristo, y no solo simpatizantes de él, sabemos que aun ésta pandemia con todos los estragos que ha provocado y sigue provocando, no escapa del control de su brazo fuerte, y como todo en este mundo tiene su tiempo de caducidad, y escrito está “sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito” Romanos 8:28. Que no siempre entendamos el propósito de Dios para nuestra vida, no significa que quedemos fuera de su plomada divina.
No contamos con suficiente tiempo para esperar a que la vida ya no sea difícil, y decidir ser feliz debemos esforzarnos en serlo ahora, este día con lo que somos y con lo que tenemos hoy, consientes de que nuestra existencia va más allá de las cosas poco favorables que nos pueden estar aconteciendo. El Señor ha prometido que no pondrá mayor carga de la que podamos resistir.
El manual de vida por excelencia dice “como piensa el hombre así es él” Esto da luz para entender que una buena actitud puede cambiar todo nuestro entorno. El simple hecho de creer y declarar que ¡todo esta bien! Cambia nuestro punto de vista. Porque dejamos de ver el problema del momento por esperar expectante lo que vendrá. Eso es lo que el Dios de la Biblia espera en momentos difíciles de todos los que hemos decidido vivir a su manera tomados de su mano, creyendo cada palabra escrita de su inspiración, abrazando sus promesas para esta vida y para la vida eterna.
Ciertamente por nuestra humanidad nos cuesta ver ciertos acontecimientos como Dios los ve. Uno de estos es la muerte, para el común raciocinio humano la muerte es lo peor que nos puede pasar, pero para un corazón creyente de la existencia del Señor y para la mente llena de su conocimiento, “morir es ganancia” como lo expreso el apóstol pablo en su epístola a los filipenses, o como David escribió en el Salmo 116. “Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles”. Como cristianos no deberíamos de tener miedo de morir sin importar la causa. Porque conocemos que solo dormiremos por un momento, porque cuando el Rey de reyes y Señor de señores, vuelva por los suyos como escrito está. Seremos levantados para vida eterna.
Con esta maravillosa verdad a nuestro alcance ¿Por qué habremos de atemorizarnos por algo que inevitablemente un día pasará despedir a nuestros seres queridos o que ellos nos despidan a nosotros?
Todo lo que nos acontezca está bien, porque es permitido por Dios. Y la verdad para todos los que tenemos a Jesús como salvador y Señor de nuestra vida es que si vivimos para él vivimos y si morimos para él morimos, así que ya sea que vivamos o que muramos del Señor somos. Por esta irrefutable verdad y por la promesa del Señor de escuchar y contestar de acuerdo con su voluntad buena, agradable y perfecta, nuestras peticiones, es que confiadamente podemos decir ¡todo está bien!