Por July de Sosa
Ministerio Cristo Como Pastor (CCPAS)
En el marco de la celebración del día mundial de la salud mental, considero oportuno compartir parte de lo aprendido dentro de mí compromiso de “aprender de todo, todo, el tiempo” el mundo cambia velozmente y el reto de hoy, para los cristianos es alejarnos de las corrientes que buscan anular el plan divino con lo que todo fue creado; Por esto, quiero abordar el tema de la sexualidad, que tan desvalorizado esta, especialmente en nuestra juventud. Lamentablemente a muchos padres les resulta incómodo hablar con sus hijos adolescentes de sexo, cuando llega el tiempo de hacerlo, por ignorar como abordarlo o por evitar las preguntas que pudieran surgir según el interés de los jóvenes, delegando así, en los centros educativos la información o guía en este tema. Lo que contribuye a que los adolescentes por curiosidad sean proclives a buscar experiencias sexuales fuera de tiempo y carentes de sentido de responsabilidad que la práctica de esto requiere.
Como cristianos somos llamados a instruir a nuestros hijos en todo porque escrito está: todo nos es licito, pero no todo, conviene (1ª Corintios 10:23)
La sexualidad en este tiempo dejo de ser un tema tabú, y se volvió algo cotidiano presente en las canciones, anuncios, redes sociales etc. Por eso considero conveniente rescatar el verdadero significado de una relación sexual, de esa ola del “sexo de moda” para ayudar a que nuestros jóvenes entiendan cuándo y porqué practicarlo. Comprendo que por lo complejo que resulta el tema muchos padres creyentes, han cedido a este enfoque sexual, renunciando a persuadir a sus adolescentes en el consejo divino que cita el interesante sustantivo todo…
“Todo lo que se quiere en este mundo tiene su hora”
En los años 60, la sociedad experimento una revolución sexual, normalizado prácticas que antes eran etiquetadas como prohibidas, provocando un nudo de pensamiento sexual, que rompió con el diseño divino de asociación entre compromiso, sexualidad y reproducción. Lo anterior da luz, para comprender porque los jóvenes de este tiempo perdieron el interés en el matrimonio y en la fecundidad, ahora la propuesta sexual es ¡sexo libre o casual, sin compromisos! restando importancia a ese primer contacto sexual, que marcará un antes y un después, en la vida de un individuo. Pero ¿cómo podrán nuestros jóvenes salirse de esa corriente, si no hay quien les instruya? Porque es bien sabido que “la mies es mucha y obreros pocos” no olvidemos que los muchachos carecen de experiencia, como padres somos llamados a guiarlos y formarlos en la realidad de que los creyentes nadamos contra la corriente, por esto debemos instruirnos en el manual Bíblico que proporciona la respuesta a cualquier pregunta, para no aceptar ser parte de la corriente cambiante que el mundo presenta disfrazada de la nueva moda.
El poder del cristiano está en el conocimiento que tenga de la verdad y esa verdad nunca pasa de moda. Así, ha sido desde el principio y será hasta el final de los tiempos.
¡Hermanos! Aunque muchos no lo crean aun en este tiempo se pueden respetar y seguir los diseños divino