Palabras que cambian

Apología a la inocencia de la mujer

Por July de Sosa

Ministerio Cristo Como Pastor (CCPAS)

La vida no es fácil y menos para las mujeres que constantemente, son señaladas como culpables de todo lo malo que pasa en su entorno, y aunque muchos son los avances alcanzados personal y laboralmente, no son suficientes para gozar de una sociedad justa y equitativa para ellas.

La mujer está siempre en la lupa de quienes  buscan un culpable para esconder sus faltas, como son los casos de los padres que delegan en la mujer la crianza y educación de sus hijos, por carecer de responsabilidad propia, el esposo que argumenta que la monotonía en su hogar, lo ínsita a ser infiel, aquellas, suegras que culpan a sus nueras, de no educar sabiamente a sus nietos, y de no ser la esposa ideal para su hijo, maestros que culpan a mamá de consentir demasiado a sus infantes, Etc. Pareciera ser que la mujer es un especie de contenedor que debe de cargar con sus propias faltas y con las ajenas, dentro de una sociedad carente de equidad.

Escucha «Apología a la inocencia de la Mujer» en labios de nuestra directora July de Sosa

El libro sagrado enseña que esto ha sido así, desde el comienzo, cuando el primer hombre llamado Adán, culpo a la primer mujer nombrada Eva, de hacerlo pecar al desobedecer la orden que Dios le dio, de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, antes de que Eva, existiera. Irónicamente he escuchado a hombres y mujeres, señalar a Eva, como culpable de desobedecer lo que Adán, le conto que Dios le ordeno, y de paso hacer que Adán desobedeciera también, pregunto ¿a quién dio la orden el Señor, a Adán o a Eva? Para esto le invito a leer el pasaje bíblico en el libro de Génesis capítulo 2 y versos 16 y 17

“Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”  

El pasaje muestra claramente que la orden fue dada a Adán, Eva, aparece hasta el verso 22, luego de que Dios hiciera caer a Adán en sueño profundo para tomar una de sus costillas y con ella crear a Eva. De modo que Adán desobedeció a Dios con plena conciencia de que lo hacía, pero cuando Dios le pregunto ¿Has comido del árbol del que yo te mande no comieses? Al verse confrontado por el Señor, se atemorizo, y culpo a Eva, de su propia desobediencia diciendo “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.”

 Eva no amenazo u obligo a Adán, a que comiera del fruto que DIOS le prohibió comer. Adán comió porque quiso. Entonces porque no acepto su culpa sin pretender que Eva fuera quien cargara con eso. El relato me parece perfecto para demostrar la inocencia de la mujer de cara a muchas situaciones que le son atribuidas injustamente. Por si fuera poco, muchas, mujeres en este tiempo, también se han hecho cargo de suplir las necesidades económicas, de su hogar ya sea por la falta de empleo de su pareja pos pandemia, por una enfermedad que le imposibilita al hombre salir de su casa a trabajar, o por el simple hecho de que su pareja gasta su salario en vicios o distracciones fuera de casa, dejando de lado su responsabilidad de proveedor de sus hijos y de su esposa; delegando en esta, toda la carga económica del hogar.

Considero que como sociedad tenemos el reto de trabajar en reconocer el potencial que Dios puso en las mujeres y parar, de señalarlas como culpables de todo lo malo, poniendo en ellas, la carga del mundo. Y que los hombres al menos aquellos que se llaman cristianos evangélicos o católicos, asuman con valentía sus propias responsabilidades como cabeza de su hogar, que Dios dispuso para ellos, y prediquen con el ejemplo a sus hijos, para que cuando estos lleguen a su etapa adulta, hombres y mujeres, gocen  de la equidad de la que hoy carecemos.

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