Por July de Sosa / Ministerio Cristo Como Pastor (CCPAS)
Del corazón de Dios revelado en la Biblia recibimos un ofrecimiento maravilloso de su hijo Jesús “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” Mateo 11:28
Creo que esta promesa es miel para los labios y melodía suave a los oídos de quienes pueden creer y descansar en ella. Esta nueva normalidad de vida a la que entramos bruscamente requiere de parte de todos en todo el mundo, una milla más, de valor y amor, por la vida porque ciertamente el tiempo es malo, ya que sumado a la violencia que sufren muchas mujeres y niños, ruptura de relaciones interpersonales y conyugales, la aceptación de quienes diariamente luchan con una enfermedad crónica están el luto, enfermedad y desempleo ocasionado por COVID-19, que tiene a muchos con altos niveles de agotamiento y desesperación.
Afortunadamente aquellos que decidimos creer en las promesas del Señor logramos alcanzarlas con un poco de fe, que es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.
Como consejera a menudo escucho a personas quejarse de su condición de vida, pero hubo una mujer que Dios puso recientemente a mi alcance para hablarle de la veracidad de sus promesas, que más allá de ser una terapia emocional como muchos piensan, son refrigerio para el alma y agua fresca para nuestra sed de tiempos de bonanza. El pasaje de introducción de Mateo 11:28, fue la promesa que use para decirle que debía echar sus cargas en el Señor, y sentir el alivio que a gritos necesitaba. Cité el pasaje porque yo misma he experimentado descanso divino al creer esta promesa. Creo que las personas que una noche o más, han perdido el sueño a causa de un dolor en su cuerpo, falta de provisión económica, u otro tipo de presión; pero abrazaron esta promesa comprenderán claramente a lo que me refiero; aquella mujer decidió creer y alcanzo el descanso que buscaba. Si usted está ahora mismo desanimada o desanimado, y desea rendirse, le reto a que lea una vez más el pasaje y decida probar su fe, soltar su carga y, descansar en el Señor.
En el verso siguiente Jesús dice: Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.
El agotamiento mental y la ausencia de fuerzas pueden llenarle de enojo y amargura, sentimientos que abren mayor brecha para alcanzar la paz.
Le animo a que, si tiene ganas de gritar de enojo e impotencia quejándose de su condición, decida ahora presentar sus cargas al Señor y confiadamente espere su respuesta, segura estoy que no demorará.
¡Abrace la vida! el Señor le dará todo lo que usted necesita si lo puede creer.