Por July de Sosa
Ministerio Cristo Como Pastor (CCPAS)
Es propio de nuestra humanidad abrazar los diferentes problemas que se nos presentan en nuestro hogar con nuestro cónyuge, hijos, laborales, de salud, económicos etc. Extendiendo así, el tiempo para que esos momentos complejos, nos lastimen más de lo debido. Olvidando que sin importar el daño que logren causarnos, ese dolor y frustración no tiene por qué ser nuestro estado permanente, porque escrito está “Jesús vino para darnos vida y vida en abundancia” obviamente como parte de esta vida tendremos diferentes presiones, pero todo lo que trae dolor, escases o perdida, por gigantesco que parezca, no tiene el poder de cambiar nuestro destino en el plan de vida que Dios diseño con nosotros y para nosotros desde antes de soplar vida en nuestros cuerpos. El Salmo 138, declara “El Señor cumplirá en nosotros su propósito” esto nos hace saber que no hay problema más grande que el Dios que nos creó para amarnos.
El manual bíblico contiene ejemplos de personas que salieron victoriosas de la situación difíciles en la que se encontraron, con solo hacer su parte de usar un poco de fe, presentar ese problema al Señor y decidir no gastar energías permitiendo que esa dificultad temporal, se volviera permanente. Nosotros no podemos ver lo que está tras bambalinas, cuando atravesamos una tormenta. Como el caso que se presenta en el evangelio de Lucas 8:22-25. Jesús dijo a sus discípulos pasemos al otro lado y mientras él, dormía se presentó una tormenta huracanada amenazando con hundir aquella barca, los discípulos corrieron a despertar a Jesús para que los salvara, Jesús ordeno al viento y a las olas y todo se calmó; entonces Jesús les pregunto ¿Qué paso con su fe? Aquella tormenta que parecía que destruiría todo a su paso, sirvió para que aquellos, discípulos vieran el poder de Jesús que hasta las olas y el fuerte viento le obedecieron cuando los reprendió. Porque todo asunto cede cuando la voz del Señor lo manda.
Dios no es ajeno a nuestras adversidades, él, discretamente toma el control de la situación del momento cuando sentimos desfallecer y ahogarnos en una tormenta de problemas que amenazan con hundir nuestro matrimonio, finanzas, el porvenir de nuestros hijos, y todo nuestro proyecto de vida. Porque, la buena noticia es que no estamos solos, Dios está de nuestra parte abriendo caminos y trabajando en secreto a favor de cada uno de nosotros, aunque estemos en medio de turbulencias el Señor tiene la última palabra, y de ese problema pasajero él, sacara algo bueno y permanente para nosotros, que estrechará nuestra amistad con él.
Pablo en el libro de efesios capitulo seis aconseja que nos vistamos con toda la armadura de Dios, para que estemos firmes contra las asechanzas del diablo, que como león rugiente busca a quien devorar. La armadura a la que se refiere Pablo es calzarnos los pies con la práctica del evangelio, usar nuestra fe como escudo protector, practicar la palabra del Señor cotidianamente, para que sea nuestra espada en lo espiritual. Todos tendremos días malos, Dios lo advirtió, pero también afirmo que tendríamos días buenos. Si usted está ahora mismo teniendo un día malo ¡anímese! Porque este día también pasará como todos los demás, ese problema que le está robando el sueño quitando su paz, tendrá que ceder cuando el Señor lo mande, basta con abrir recuerdos en nuestra memoria de las diferentes situaciones que nos ha sacado el Señor; para tomar aliento y saber que este problema tiene fecha de expiración, porque, aunque usted no lo vea Dios está trabajando a su favor y él tiene un día de liberación, de sanidad, de abundancia, en el que nos dará aquello que esperamos más abundantemente de lo que deseamos.
Si usted está en un valle no pierda su fe, porque ese valle es temporal, su día de ¡victoria! Viene en camino y su gozo será permanente.